Talleres

POEMA INGRID ODGERS

POESÍA

Hay que enseñar a sentir la poesía, de nada sirve leerla por obligación. Y sólo puede enseñar a sentir la poesía quien sabe sentirla, es decir un poeta, alguien que hace un esfuerzo hacia la poesía, alguien que sabe respetar al lenguaje. Entonces sólo puede enseñar a sentir la poesía quien respeta el silencio.

sábado, 9 de febrero de 2019

Absorto de Antonia Paz



Absorto

1940, Yamato, humillado por su mujer, Aiko,  decide emprender un viaje en tren  desde la Estación de Ajikawaguchi  en Osaka hacia los 5 lagos, los paisajes le parecían monótonos, ante él, la blancura de la nieve, todo parecía estar quieto, no existía bullicio más que el de su memoria atormentada por la figura del amante y su mujer desnudos.  
¿No pudo esperar su regreso?, sólo serían 3 meses fuera del hogar por trabajo.
Oliscando en el aire el humo a través de la ventanilla del carro tras la locomotora, pensaba en su regreso y su venganza,  el calor invadió su cuerpo, sus pies sudaban calientes, el ardor confundió sus pensamientos volviéndose más agresivos hacia el amante, ¿por qué el odio no envenenaba a su mujer?,  ¿por qué no podía imaginar desollando su piel?
Esto atormentaba a Yamato que sólo buscaba muerte y venganza para ambos, teñiría de rojo las blancas sábanas dónde él dormía con su esposa.
El paisaje se negaba a avanzar o él estaba demasiado sumido en sus negros pensamientos, ignorando las campanas del tren que anuncian su partida y luego el silbato para abordar, pero el silbato estaba ausente.
La ira creció borrando todos sus sentidos, brotaron lágrimas contenidas que se habían fijado a sus ojos  desde aquella nauseabunda escena, pero,  se evaporaron y sintió como se le caía la piel, su cabello, se le ampollaban brazos y piernas,  llegó a creer que se transformaba en un demonio por el odio, más, absorto en el dolor del alma, no se daba cuenta que el tren se incendiaba y que nunca salió de la estación de Ajikawaguchi.
Lo último que vio fue su carne caer hasta que se veían sus huesos,  ese Enero de 1940 murieron 189 personas a bordo, él fue  una de las víctimas.

martes, 29 de enero de 2019

Cuento de Antonia Paz











Mariana de 15 años, solitaria, de bajos recursos,gustaba de leer una y otra vez el libro “El rey de los atunes” de Hernán del Solar, así mismo, su mejor amigo era un atún que la acompañaba a todas partes sobre su hombro, llegó a su vida a través de la taza del baño y desde entonces son inseparables.
Él le insiste que quiere enseñarle el mar donde existe un lugar secreto donde el miedo y las lágrimas no existen, pero ella no está segura,
Hernán (es como se llama el pez), es que me da miedo el fuerte oleaje, no sé nadar.
Tranquila le responde tomándose de su oreja con una aleta, yo te cuido.
Al llegar a la orilla de la playa, en las rocas, dónde las olas rompen con mayor fuerza, Hernán se lanzó al agua, al instante una transparente y brillante ola, tan bella como el cristal, se congeló, dejando ver un túnel perfecto que se adentraba en el mar.
Mariana estaba más que asombrada y muda por tal espectáculo maravilloso, Hernán se vuelve a subir a su hombro y le dice: vamos, que esperas, entremos.
Habían avanzado mucho y ella mira hacia atrás, las gaviotas vuelan, graznan, se vuelve y continúa, en la pared de la ola congelada se ven otros peces que nadan, cangrejos, algas como árboles.
Mientras caminan Hernán le dice: ves esa gran planta que tenemos enfrente y parece una hortensia?
Si, responde
Debes comer de ella para sobrevivir.
¿Sobrevivir? Responde asustada
Hazlo rápido insiste el pez.
Mariana mira hacia atrás y ve como la ola en forma de túnel comienza a cerrarse detrás de ellos, come lo más veloz que puede, apenas mastica, tragando grandes trozos de la planta, siente que se le hincha la garganta,
Hernán, parece que soy alérgica, me estoy ahogando
No terminaba de decir estas palabras cuando la ola terminó por cerrarse sobre ella, la sacudía como si fuera una muñeca de trapo, su cuerpo se revolvía entre la espuma, las burbujas, la arena, tragando grandes cantidades de agua. Finalmente sentía que flotaba e iba cayendo más y más hasta llegar al fondo, ahí estaba meciéndose al ritmo de las corrientes como dormida, al abrir los ojos ve con claridad y los ojos no le molestan, a su alrededor hay muchas de esas plantas que Hernán le dijo que comiera y pensó: Pobre, que habrá sido de él en esta tragedia. De entre las plantas había una figura humana que la observaba, él se le acercó nadando muy rápido, tenía aletas en vez de piernas, era muy bello.
Mariana soy yo, Hernán, El Rey de los Atunes, ella nadó dichosa hacia sus brazos, también tenía aletas.



miércoles, 23 de enero de 2019

Trabajo de Taller Antonia Paz




 Sin título

Hoy se acuesta la montaña
Que antes estuvo erguida
Con ojos de ríos salados
Que abandonan la mirada.
Con los brazos finos te haz quedado
En un mar dulce
De botes con niños.
Tu frente blanquecina
Domina tu pálido rostro
Te haz vuelto pez con escamas
Sin piernas
Sin aletas
Las estaciones cubren tu cama
Que ya zarpó
En el paisaje de tu mente.
Te vuelves a erguir
Como aquella montaña
De rocas sueltas y traicioneras
De espinos la cima.


    
En el muro de los cuerpos

Silenciaron tus tacos
Enterrados en la espalda
Los gritos los cubrieron de tierra
Y con tu sangre pintaste
El muro de los cuerpos
Tulipanes brotaron de tu boca
Tejiendo poemas con raíces.

De cada cuerpo a tu lado
Tomaste la tristeza
De maldecir en llanto
Al abrazar el árbol donde yacías
Botaste alrededor como hiedra
Levantando los cuerpos escritos
Muros llenos de verdad
El tuyo tenía versos con ira
Y un par de tacos
Que colgaban de tus ojos.






El tiempo se creó a sí mismo.

El tiempo
Una idea antigua de pertenecía
El tiempo es relativo
El tiempo no existe
Y eso el tiempo lo sabe
Se escabulló en relojes y campanadas
Es invisible
Sabe que le tememos
Sabe que lo poseemos
Hasta en los 40 días del diluvio
La espera, el viento,
Nos esclaviza
Invento que el sol tiene 12 horas
El tiempo sabe
Cuando dejemos de pensarlo
Entonces
Habrá muerto.

  

Dualidad

Mi tierra está bajo el mar
Dentro de un pez
Este mundo es tan imperfecto
Como la dualidad de un ser
Que grita hacia dentro desde lo alto
Para no ser escuchado
Por la mujer desnuda
Que muerde la fruta equivocada
Con mis garras
Quisiera devorar su insulto
Por nadar dentro del pez
Dónde habitó dos veces
Rodeado de azucenas,
La Paz vendrá con el abrazo
Un abrazo de advertencia
Un abrazo mortal.


martes, 22 de enero de 2019

Trabajo de Taller Lo fantástico en la Literatura





INVOLUCIÓN

 Trabajo de Antonia  Paz, seudónimo de Magaly Reyes - San Pedro de la Paz






En el año 3150 la evolución animal con intervención humana había tomado ribetes extraños, fenómenos por decir lo menos.
Los elefantes tenían largas piernas, 10 veces más que las originales, los animales han tomado el control.
La Inteligencia Artificial había muerto con el hombre, en su afán de dominio sobre las especies activó todas las bombas nucleares del mundo para destruir a la raza humana, pero también se destruyó a sí misma, quedando en el piso como un chip inservible.
Los pocos humanos sobrevivientes fueron afectados por la radiación que mutila las funciones de su cerebro en lo más básico, resultando relegados a una sub especie salvaje, viven literalmente en las selvas de cemento, los antiguos edificios en ruinas cubiertos de maleza de su propia antigua civilización.
Los osos pastorean humanos por su piel y exquisita carne que venden a los cocodrilos, de vez en cuando los tigres junto a cebras y hienas organizan safaris para salir a cazar a los hombres salvajes en las selvas de cemento, los niños no son cazados, para así mantener en equilibrio la alimentación de los suyos en los siglos venideros.